Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


100055
Legislatura: 1882-1883
Sesión: 12 de enero de 1883
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 20, 299
Tema: Manifestando al Sr. Marqués de Barzanallana que está dispuesto a contestar a la interpelación del Sr. Marqués Barzanallana y dando respuesta a las preguntas del Sr. Marqués de Orovio en el debate sobre crisis ministerial.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. VICEPRESIDENTE (Montejo y Robledo): La tiene V.S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): El Gobierno, agradecido a la deferencia que lo mismo el Sr. Marqués de Orovio que el Sr. Marqués de Barzanallana, que todos los Sres. Senadores, han tenido, esperando a que la cuestión iniciada en el otro Cuerpo Colegislador concluyera, está dispuesto hoy a contestar a la interpelación del Sr. Marqués de Barzanallana; y antes, por deferencia y por deber para con el Sr. Marqués de Orovio, debe decir breves palabras en contestación a las preguntas de S. S.; y digo breves palabras, porque la interpelación del Sr. Marqués de Barzanallana ha de versar precisamente sobre el asunto a que las preguntas del Sr. Marqués de Orovio se refieren, y con pocas habrá bastante como iniciación del debate, en el cual la cuestión ha de ser ampliamente discutida y aclarada.

Quería saber el Sr. Marqués de Orovio cuál había sido el verdadero motivo de la crisis. En realidad, el verdadero motivo de la crisis tuve la honra de exponerlo al presentar el nuevo Ministerio; pero no debí explicarme bien sin duda, cuando el Sr. Marqués de Orovio no se dio por satisfecho. La verdadera causa de la crisis ha sido una disidencia surgida en el senado del Gabinete a consecuencia de una gran cuestión administrativa, que tiene también otros caracteres, porque es de gran importancia: la desamortización de los montes.

Otra pregunta quería hacer el Sr. Marqués de Orovio: la de saber si el Ministro de Hacienda anterior proponía la desamortización de los montes porque necesitaba 2.000 millones de reales para completar los presupuestos, nivelarlos y cubrir el déficit. Contestación terminante: no, Sr. Marqués de Orovio. El pensamiento grande que abraza varios puntos. En su deseo de que este país llegara pronto a la prosperidad más grande, y ponerlo a la altura a que otros países se encuentran en todos los ramos de la administración, presentaba un gran pensamiento que abrazaba todos esos puntos, pero independientemente de la nivelación del presupuesto ordinario; porque los recursos que hubiera de producir la desamortización de los montes los llevaba al presupuesto extraordinario, al cual irían a parar los gastos extraordinarios que han de fomentar grandemente la riqueza de este país. De manera que para la nivelación del presupuesto y para pagar los intereses de la deuda no eran necesarios para nada los recursos que produjera la desamortización de los montes.

La otra pregunta consiste en el deseo del Sr. Marqués de Orovio de saber si el Presidente del Consejo había presentado o no la dimisión como sus demás compañeros. También creo que dije algunas palabras cuando tuve la honra de presentar el nuevo Ministerio a los Sres. Senadores, sobre este punto. Dije que inmediatamente que surgió la dificultad, fui, como era mi deber, a dar cuenta detallada de cuanto ocurría a S. M. el Rey: le dije que había algunos Ministros que presentaban la dimisión; los unos por las diferencias que habían surgido en esa gran cuestión, que le expliqué con todo el detenimiento que me fue posible, y los otros porque aprovechándose de la salida de sus compañeros, como pensaban salir por enfermedad unos y por cuestiones particulares otros, habían presentado la dimisión; y que los demás, animados por un espíritu de compañerismo y de amistad hacia sus colegas, y con un espíritu patriótico para facilitar la solución de la crisis, habían puesto a disposición de S. M. sus carteras, sin hacer terminantemente su dimisión, porque no creían que estaban en el caso de hacerla, por la cuestión técnica que habían provocado la crisis. Yo dije al Rey, por consiguiente: ?V. M. puede disponer también de la cartera del Presidente del Consejo de Ministros.? Entonces S. M., no estimando que procedía un cambio de política, juzgó y me expresó que lo conveniente era reorganizar el Ministerio como yo creyera oportuno, y por tanto dentro de las corrientes pronunciadas no sólo en la mayoría, sino en las minorías de los Cuerpos Colegisladores.

Desde aquel momento en que supliqué a S. M. el Rey que por la importancia y gravedad de la crisis no resolviera hasta el día siguiente, porque no había prisa, desde aquel momento era innecesario que yo presentara mi dimisión. ¿Para qué habla de presentarla? No me gusta hacer cierta clase de alardes, y no lo hice. Desde aquel momento me consideré con la confianza del Rey para reorganizar el Ministerio, deseando que, dada la importancia de la cuestión, S. M. reflexionara detenidamente sobre el asunto y para ello se tomara más tiempo.

Esto es ni más ni menos lo que ha pasado; y no dirá el Sr. Marqués de Orovio que no es correctamente constitucional. Es una crisis natural, lógica y la más correcta que puede ocurrir. Una disidencia en una cuestión importante entre varios individuos del Ministerio, ni más ni menos. Esto es lo que ha ocurrido. Celebraría que al Sr. Marqués de Orovio le satisficiesen estas contestaciones que he dado a sus preguntas; pero si no le satisfacen, como sobre ellas ha de versar la interpelación del Sr. Marqués de Barzanallana, y el señor Marqués de Orovio supongo que ha de tomar parte en ese debate, entonces podrá pedir S. S. todas las aclaraciones y amplificaciones que crea convenientes, en la convicción de que yo estoy dispuesto a dar a la cuestión toda la extensión que S. S. desee. [299]



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL